Luces artificiales, sombras sagradas
En torno a la modernidad, las ideologías y su remedio.
Hay algo que es tan afamado como execrado, algo que no existía hasta hace unos pocos siglos, algo que nos legó la modernidad, que ha modelado por completo el curso de la historia: las ideologías.
Si nuestra civilización no ha entendido lo nefasto de esta herencia, es porque está enceguecida por un iluminismo que "alumbró" tanto, tanto, tanto... que encandiló al mundo. Habiendo yo coqueteado hasta hace poco con alguna de ellas, me declaro un gran afortunado por haberme alejado rápidamente de aquel camino que, de manera inexorable, me hubiese arrastrado a la inmoralidad o al desengaño.
Aprovecho, pues, esta Partícula de Tiempo para advertirles: no hay progreso posible en estos sistemas que prometen paraísos terrenales y utopías. No hemos de tener ideologías, sino ideas. No hemos de consentir que se releguen bellas palabras como Libertad, Sociedad, Comunidad, Nación, entre muchas otras, a grupos obscenos y vividores que las mascan como a un chicle, luego forman con ellas una bombita —como para hacer show y que el vulgo aplauda— y finalmente las escupen al pueblo, cuando ya les han chupado todo el sabor.
A finales del siglo pasado se creyó que asistíamos al fin de las ideologías. Pésimo diagnóstico. Parece, más bien, que asistimos a su hinchazón, encubierta por potes de humo y maquillada por artificios digitales de distracción. De ahí que me creo alguien un poco raro al escribir todo esto, pues estuve del lado de la masa y ya no. Hasta hace dos años pensaba que había que decantarse por algo en el gran mercado de creencias intramundanas, y hoy, que estoy algo más versado —sólo un poco, casi nada— en cuestiones más hondas, que sé que hay una puerta para acceder a un mundo de esencias que no perecen, tengo la convicción de haber elegido el camino más sano y más verdadero.
A cualquiera que no transite esta misma senda, que siga creyendo en algún corpus ideológico, le diría lo mismo que escribió Albert Camus, insigne humanista, en una de sus Cartas a un amigo alemán (que era nazi y con el que rompió su amistad luego de la ocupación alemana en Francia):
Sus sacrificios resultan estériles porque su jerarquía no es la buena y porque sus valores están fuera de lugar. Entre ustedes no solamente se traiciona al corazón. La inteligencia se desquita porque no han pagado el precio que ella exige, ni han satisfecho su costoso tributo a la lucidez. Desde el fondo de la derrota puedo decirle que eso es lo que les pierde. 1
Esa oda a la inteligencia, que en Camus es el fundamento del valor, nos es guía útil para vencer la persuasión de la propaganda, que hoy hace presencia ubicua, pues la sostenemos con nuestras manos y la guardamos en nuestros bolsillos un amplio tramo de nuestros días.
Yo elijo no creer en sistemas, sino en el ser humano que advierte lo ínfimo que es y busca sostén en algo que lo trascienda. Elijo creer en esas facultades gloriosas que laten en el hombre que sale de sí y se entrega. Para esto hemos de escudriñar en nuestra naturaleza, manteniendo un diálogo con los viejos maestros, más sabios que nosotros. No dejemos, pues, que nadie nos diga que tal o cual sistema es necesario o inevitable. No claudiquemos ante los dictámenes inhumanos de nuestro tiempo. No hay que amoldarse como plastilina, sino resistir como un samán inmarcesible. En suma, no hay que contemporizar:
¿Contemporizar? —Es palabra que sólo se encuentra —¡hay que contemporizar!— en el léxico de los que no tienen ganas de lucha —comodones, cucos o cobardes—, porque de antemano se saben vencidos. 2
Se puede ilustrar todo lo que he apuntado con una las fábulas Camperas del Padre Leonardo Castellani, titulada «El sol artificial», que trata de una colmena de abejas que trabaja todo el día hasta la fatiga, pues se encontraba al lado de un foco de luz muy potente, indistinguible del sol para las pobres, que creían, engañadas, que era siempre de día. Una breve conversación asoma la moraleja:
—Hay algunos que nunca han conocido su Último Fin o no quieren conocerlo, y sin embargo trabajan mucho y bien.
— Esos se fabrican con la luz de las cosas terrenas un sol de la tierra, un sol artificial, porque sin su luz no se puede trabajar. Pero habiéndose apartado del orden esencial van inevitablemente a la ruina. 3
¿Cómo puede el hombre encontrar, entonces, ese «Último Fin»? Primero, debe distinguir entre esa luz artificial, que en los últimos siglos lo ha encandilado, y la luz natural, «ese espacio luminoso donde las esencias lo interpelan con sus presencias inmortales». El hombre capaz de reconocer esa distinción está listo para iniciar su noble proyecto, más realista que cualquier revolución política: ser «el cazador de sombras sagradas sobre las colinas eternas». 4
Nueva serie 🎥
El miércoles 9 de octubre, nuestro proyecto Filosofando Sin Filtros cumplió dos años desde que lanzamos el primer episodio del podcast 🥳
Para celebrarlo, estrenamos una serie que estaremos grabando, poco a poco, a lo largo del año: Filosofar en Venezuela. Se trata de entrevistas cortas a filósofos venezolanos para que nos hablen sobre su oficio, sus retos y su importancia en nuestro país. El primer episodio fue con María Ramírez Delgado.
¿Hay algún filósofo que quisieras que entrevistemos?
Recuerda ✍️
Este proyecto es una columna de reflexión y opinión semanal. Mi objetivo es que algún medio la publique. Si te gusta, me ayudaría mucho que compartas este contenido. ¡Feliz inicio de semana!
Albert Camus, Cartas a un amigo alemán. Tusquets Editores, 1995, p.34.
San Josemaría Escrivá, Camino. 54.
Leonardo Castellani, Camperas. Ediciones Vórtice, 11a edición, p.21.
Nicolás Gómez Dávila, El reaccionario auténtico.
¡Gracias! Sí, espero podamos entrevistar a Erik.
Respecto al comemtario: primero gracias por los videos, como siempre.
Ahora, yo sí creo que se puede vivir sin ideologías. Si bien es verdad que uno busca un conjunto de ideas que sostengan su cosmovisión, no necesariamente tienen que ser ideológicas. Hay que puntualizar, por ejemplo, la diferencia entre filosofías e ideologías: unas buscan entender el mundo, las otras cambiarlo. Y lo buscan cambiar a través de revoluciones. Las ideologías, como las revoluciones, son productos de la modernidad. Pensar en que hubo un momento en que los órdenes no eran ni ideológicos ni revolucionarios me hace creer que no es inevitable que todo el futuro, de la modernidad en adelante, esté signado por ideologías y revoluciones. Ahora bien, tampoco creo que haya que volver a órdenes pre-modernos. La inventiva humana podría, perfectamente, crear órdenes civilizatorios que no sean ideológicos/revolucionarios y que, aún así, sean contemporáneos, estando en diálogo con la tradición y enriqueciéndola (de manera que evolucionen, que no sean órdenes estáticos, que es por lo que optaría más bien un conservadurismo; pero esa evolución no tiene por qué prometer un progreso lineal tampoco, como han hecho los progresismos). En suma, creo que hay caminos inexplorados que, si bien son difíciles de imaginar, son virtualmente posibles.
Yo siento que, si bien tienes razón en lo nocivo y enceguecedor que es la ideología para el humano, el problema no es tanto la ideología como tal, sino el hecho de ser un "esclavo" de la ideología, en vez de tener inclinaciones hacia una. Explicare mejor el porque de esta distinción:
El ser humano, a pesar de que se pueda identificar como alguien que no se deja guiar por ideologias (como dices tu que fue el camino que elegiste), siempre va a elegir que conjunto de ideas cree que funcionará para su proyecto de vida y para el país que reside basandose en los fundamentos morales de dicho individuo (Jonathan Haidt explica este punto en este TED Talk: https://www.youtube.com/watch?v=vs41JrnGaxc y también en el libro La Mente de los Justos, el cual esta en mi lista de libros por leer) y, por ende, buscan formar parte de una comunidad que posea las mismas ideas o gustos (sean sobre política, religión, grupos sociales, clubs de fans, etc). Por esto digo que, por mucho que queramos alejarnos de lo que se pueda considerar ideologías, siempre vamos a terminar adoptando ideas que mayoritariamente provienen de un conjunto de ideas y filosofías (es decír una ideología) por encima de otras, debido a nuestra moralidad y experiencias personales. Por lo cual, el decir que podemos vivir sin las existencia de las ideologías me parece igual de utópico que cualquier ideología y que el problema es el ser "esclavo" de la ideología.
El ser "esclavo" de una ideología es cuando un individuo piensa que todo el "corpus" ideológico con el cual posee una alta o total afinidad a las ideas de ese "corpus" es la solución absoluta de todos los problemas de su país, ignorando aspectos esenciales que el país o la sociedad carece y el creer que toda persona que no piensa igual que él, es automáticamente una mala persona y/o mi enemigo. Como dirían Peter Boghossian y James Lindsay en su libro How to Have Impossible Conversations (libro que recomiendo mucho), estas personas tienen sus mentes morales anulando sus mentes racionales. Luego está la contraparte, que es el individuo inclinado hacia las ideas de una ideología, que son personas que, a pesar de tener como una mediana o alta afinidad a las ideas de cierto sector ideológico, tienen la humildad intelectual para reconocer las fallas y los límites de dichas ideologías, conversan o tienen amigos con distintos pensamientos y están dispuestos a dejar de lado sus cesgos para buscar soluciones y/o la verdad.
Una última cosa a tener en consideración es que, como seres humanos, no somos inmunes a caer en ser "esclavo" de algo (puede ser de una ideología, una religión, un estílo de vida, etc), por lo cual es importante que, además de buscar el "último fin" (como dices en el artículo), hay que buscar el desarrollo de la humildad intelectual y el entendimiento del porque la gente piensa lo que piensa. Y una de las formas en la que podemos hacerlo es siempre preguntarnos ¿Y si yo estuviera equivocado al respecto de esto? y ¿Que tendría que pasar, ver o saber para cambiar de opinión? Si no hacemos esto, el problema de la tribalidad y el sectarismo seguirá igual independientemente de si existan las ideologías o no.
Y aquí te dejo unos videos que creo que pueden complementar, tanto tu visión como la mía:
1) TED Talk de Jonathan Haidt hablando del porque el ser humano busca la autotrascendencia (tiene subtitulos al Español): https://www.youtube.com/watch?v=2MYsx6WArKY
2) Video en ingles hablando del como usar el Teorema de Bayes para porder actualizar nuestras ideas (algo curioso, vi el video antes de leer este artículo): https://www.youtube.com/watch?v=5DjSchDDtHA
3) Jordan Peterson explicando el problema que tienen tanto los fundamentalistas religiosos como los ateos y científicos (esta en ingles): https://www.youtube.com/watch?v=4x-pvcdLTJg
4) Un resumen explicativo de los cuatro tipos de conocimientos de acuerdo al psicólogo cognitivo John Vervaeke (estó sale en uno de los videos que recomendé en el artículo de las redes sociales): https://www.youtube.com/watch?v=Gyx5tyFttfA
5) Peter Boghossian hablando de estrategias para interactuar con personas con las que no concuerdas (en el libro que escribio junto a James Lindsay se explica más a detalle): https://www.youtube.com/watch?v=38TdgukKztc
6) Profe JeremyX hablando de si nuestra generación es la más extrema en términos políticos: https://www.youtube.com/watch?v=gptGh0H1Vxo
Y bueno, creo que eso sería todo. Espero que se haya entendido lo que he intentado decir y si malinterprete algún punto que dijiste en el artículo, quiero que por favor me lo hagas saber y que no dije nada con intención de actuar en mala fe. Lo único que dije fue que el tema es mucho más complicado que solo culpar a las ideologías solamente, sino que también la naturaleza humana tiene mucho que ver.
¡Saludos!
PD: Muy bueno el video de Filosofando en Venezuela. Espero que algún dia puedan entrevistar a Erik del Bufalo.
PD2: Aquí hay un test para averiguar cuales son los fundamentos morales, sería interesante ver el resultado tuyo y de los demás miembros del podcast en un episodio extra: https://moralfoundations.github.io/