Somos diminutos... y abruma. No es para menos: nos enfrentamos a la vastedad de un mundo interior enigmático incluso para uno mismo, y a la de un mundo exterior lleno de misterios para todos. La faena de abordar el conocer y el conocerse suele sobrepasarnos.
Quien, como yo, derrocha ambiciones, alguna vez podrá verse desamparado. Creo que construir un proyecto de vida otorga una vitalidad singular, pero hay anhelos y metas distantes, grandes empresas llamadas a acometerse, que se avizoran harto lejanas mientras las piernas tiemblan entorpeciendo el maratón. ¿Cómo va a ser que yo, tan minúsculo, logre esto?
Inmersos en las pantallas, presenciamos a la distancia el supuesto "éxito" inmediato de miles de personalidades. Esta dinámica narcótica ha torcido nuestras expectativas. Hay un descreimiento del esfuerzo, una veneración de lo transitorio y, a partir de ahí, una tendencia a la rendición cuando no se igualan esos estándares. Tal rendición no atañe sólo a las metas, sino también a la vida misma. La híperconectividad está deformando lo humano, haciendo que un gran tajo de mi generación aborrezca vivir. 1
Rebelarse contra este orden que impone nuestro Zeitgeist implica revertir con la acción individual su dinámica. Hablo de un acto de resistencia, de recuperar, aunque sea, un ápice de heroicidad, aceptando ser actores de una tragedia. Hay que volverse ocioso —recobrar el «otium», es decir, el descanso. Allí se ensalza la pausa, la contemplación, condiciones que fundamentan el aprendizaje: por eso «escuela» viene de «scholé», que significa «ocio» o «tiempo libre».
Para esto hemos, primero, de entender el carácter fantasioso de las redes sociales. Es fantasioso porque nos adormecen. Y Phantaso, como nos dice la mitología griega, es uno de los hijos de Hypnos, el Dios del sueño. Las representaciones —«phantasiai»— se suelen divorciar de la realidad, y como el entorno digital las estimula, debemos tomar precausiones. Ya se explayaba Penélope en La Odisea, el ínclito poema épico:
Hay sueños inescrutables y de lenguaje oscuro, y no se cumple todo lo que anuncian los hombres. Hay dos puertas para los leves sueños: una construida de cuerno, y otra, de marfil. Los que vienen por el bruñido marfil nos engañan, trayéndonos palabras sin afecto; y los que salen por el pulimentado cuerno anuncian, al mortal que los ve, cosas que realmente han de verificarse. 2
Suelo decir que estamos en la época más «inauténtica» de la historia. Nuestra civilización decidió creer en los sueños que salen de la puerta de marfil: las utopías, las recetas mágicas, las vidas perfectas, las apariencias de felicidad. Nos sería útil, como para enmarcar y leerla cada mañana, tener presente la máxima de Séneca: non est ad astra mollis e terris via —no hay camino fácil de la tierra a las estrellas—; o, como escribió Hesíodo, «hacia el Olimpo desde la tierra de anchos caminos». 3
Hay otra frase famosa, que es del poeta romano Ovidio: «La gota horada la piedra». La escribió en su exilio, desterrado por el emperador Augusto, en una epístola dirigida al también poeta Albinovano Pedón. El párrafo en el que aparece la frase cierra diciendo: «Así, pues, el tiempo voraz lo destruye todo excepto a mí: la propia muerte, vencida por mi dureza, se retrasa». 4
Admiremos esa compostura, tomándola de ejemplo y haciendo el esfuerzo por imitarla en los momentos de pena, en las épocas de desierto por las que todos tenemos que pasar alguna vez. Mirarse el ombligo es lo propio del hombre moderno, que ha olvidado —o quizás ignora adrede— lo diminuto que es. Tengamos por seguro entonces: lo que nos hace grandes es el cómo afrontamos nuestra pequeñez, pero hemos de sabernos pequeños primero.
No tengo pena alguna en decir que claudico cada día. Cada que pospongo lo importante. Cada que paso de mi alarma. Cada que deshonro mi palabra con excusas y me traiciono incumpliendo una promesa que susurré al aire. Cada incoherencia que me persigue es como una sombra vociferando: eres diminuto.
Pero sigo. «Pa'lante», como decimos. Sigo con la seguridad de estar llamado a acometer algo que, cuando sea el momento, sabré qué es.
—La buena esencia se guarda en frascos pequeños —dice uno. —Y la gota horada la piedra —remarca otro. —Todo lo que es grande antes fue pequeñísimo.
Alessandro D'Avenia. 5
Podcast 🎙️
Como saben, hace unas semanas escribí sobre la esperanza. En el episodio de ayer de Filosofando Sin Filtros ampliamos la discusión sobre ese tema. Fue una plática muy interesante y enriquecedora en la que tratamos de responder a varias dudas: ¿La esperanza nos ciega? ¿Nos paraliza o nos moviliza? ¿Qué hacer con ella? ¡Se los recomiendo ampliamente!
Recuerda ✍️
Este proyecto es una columna de reflexión y opinión semanal. Mi objetivo es que algún medio la publique. Si te gusta, me ayudaría mucho que compartas este contenido. ¡Feliz inicio de semana!
La «generación ansiosa», como la han llamado psicólogos reconocidos, tal es el caso de Jonathan Haidt.
Homero, «Odisea». Colección Austral, Espasa Calpe S.A., 2003, pp.387-388.
«Trabajos y días», 197.
«Tristes. Pónticas». Editorial Gredos S.A., Biblioteca Clásica Gredos, 1992, p.530. —Escribí la traducción más famosa de la frase, pero en esta edición dice «La gota de agua socava la roca». Otras traducciones usan el verbo perforar.
«Lo que el infierno no es». Primera parte, capítulo 43., 2014. —En esta novela también hay otra frase que vale mencionar: «Le dijo la gota a la roca: tú eres muy dura, pero yo tengo mucho tiempo» (Primera parte, capítulo 5).
Muy buen artículo y me encantó que tengas citado a Jonathan Haidt por el problema de nuestra generación referente al uso y como percibimos lo que hay en las redes sociales (Aquí una muy buena entrevista que le hizo Andres Oppenheimer que creo que te puede interesar: https://www.youtube.com/watch?v=69a4SIK28xw).
Haidt ha estado advirtiendo de este tema desde 2018 cuando sacó su libro con Greg Lukianoff llamado La Transformación de la Mente Moderna (también salió en Español). No he leído ese libro aún, pero ví la entrevista en el programa Real Time del comediante Bill Maher cuando lo promocionaba y de verdad que el contenido de dicha entrevista es premonitorio a lo que está pasando ahora: https://www.youtube.com/watch?v=tKW3vKpPrlw&t=164s.
Lo bueno de que este tema sea más público y notorio, es que más y más personas expertas en diferentes areas, como la psicología, la sociología, la biología, entre otros, están empezando a notar este problema y ya están haciendo sugerencias para resolverlos (lo cual, personalmente, me da algo de esperanza y alivio).
Y bueno, para terminar, usualmente no recomiendo libros que no he terminado, pero debido a la calidad de lo que, hasta el momento he leído, haré una excepción. Te quiero recomendar el libro A Hunter-Gatherer's Guide to the 21st Century: Evolution and the Challenges of Modern Life (La guía al siglo 21 de un cazador-recolector: La evolución y los desafíos de la vida moderna) escrito por los biólogos evolutivos Brett Weinstein y Heather Heying, ya que creo que está perspectiva puede reforzar muchos de los puntos que has hecho en tus artículos y en otros medios (lamentablemente no hay una versión traducida al Español del libro, pero te aseguro que vale la pena).
¡Saludos!